domingo, 22 de junio de 2014

El agua, el Tunjuelo, la Libélula y el colibrí

El agua y nada más que el agua, nos puede acercar a ese movimiento a esa danza galáctica de la que estamos compuestos, nada más que el agua, puede recordarnos la molécula principal de nuestras células y tejidos, órganos, cuerpos, colectividades y sociedades que transitamos el devenir histórico humano.

Algunas reflexiones entorno al trabajo realizado desde el pensamiento "Gente del Tunjuelo" sobre todo pensando en el agua como hilo de vida que nos conecta a todos desde la inmanencia del territorio, PUEDE VER Y DESCARGAR EL ESCRITO EN EL SIGUIENTE LINK: https://docs.google.com/file/d/0B4E8FEJ-ATyYNlF3MzlDLTNibzQ/edit

lunes, 7 de abril de 2014

Una historia de expansión urbana en Usme

Por León

Voy a contarles de un lugar mágico, que se encuentra en los debates  de lo rural y lo urbano, ya lleva muchos años en lo mismo. Le construyen casa en cuanto espacio encuentran, hasta que un día hablaron los ancestros, apareciendo bajo la tierra y oponiéndose a la excavadora.


Pero bueno,  mejor vamos subiendo, aquí ya hay carreteras. Aunque dirán ustedes que  vienen de ver carreteras  y  a seguir viendo más, ni gracia tiene. Entonces mejor subamos por la montaña, hoy llena de pastizal para el ganado, luego bajemos por la quebrada y veamos el futuro-pasado que nos espera.

Cierren los ojos si es necesario, sientan el sonido del agua chocando con las rocas, esas llenas de dibujos, huecos y formas humanizadas, vean la vegetación, ahí está  el hayuelo, el arboloco, el mortiño, el chusque, el arrayán. Huélanlos, pero tengan cuidado con las espinas que los protegen. Ya sentimos el cansancio, pero sigamos subiendo, en lo natural tenemos la oportunidad de ser, lo que en la ciudad nos es negado por el cemento excesivo.

Subimos montaña y bajamos montaña y de nuevo la subimos con la tranquilidad y entrenamiento de deportistas, sin coger el mismo camino, “no salimos por donde entramos” como buenos campesinos, vamos avizorando la vida.

-don José, doña Martha, buenas tardes

 -buenas tardes joven ¿ya se va a trabajar?  

–si doña Martha y traigo a estas personas de la ciudad que quieren vivir algo del campo.

Bienvenidos a esta, su montaña, es la  vereda del Uval, en la localidad de Usme ciudad de Bogotá D.C. Siéntanse en su casa, tomen esta bebida caliente, tinto por supuesto, endulzado con panela. Les cuento que aquí estamos momentáneamente, venimos de vez en vez, en aquella casa guardamos nuestra herramienta. Aquí sembramos muchas cosas, quinua, maíz, papa, yacón, zanahoria, alverjas, frijol, cubios, chuguas, caléndula y otras que no recuerdo. Empezamos  a reforestar,  conseguimos árboles nativos para detener la erosión del suelo hacia la quebrada Fucha, básicamente hacemos eso.

-Bueno, que interesante que trabajen la tierra de esa forma tan dedicada

-No crea, no somos tan dedicados esto no nos da dinero, entonces vivimos en la ciudad para conseguirnos para vivir, pagar servicios, los hijos, el alimento, bueno todo eso.

-Ah que mal, esto es de tiempo completo, quiero decir regar la tierra, sembrar, desyerbar, fumigar…

-Si claro, pero no nos confunda, no fumigamos con agroquímicos, eso daña la tierra, mire, en 4 años tendríamos buenas producciones, pero finalizado ese tiempo la tierra tiene que descansar por lo menos unos diez años, para restablecer nutrientes, bueno restablecer la vida en el suelo, asesinada por el químico. Finalmente nosotros llegamos a este lugar no para sembrar de por sí, sin ningún sentido, venimos a sembrar más que comida, vida, esperanza, imaginación en la gente.

Aunque la verdad muchos se burlan por la forma en que lo hacemos, espirales, diversificado, con azadón, nos preguntan que si quieren nos tractoran y fumigan el terreno y así.

-Pero así es más rentable, deberían pensarlo, sáquenle dinero a esta tierra que por suerte tienen aquí.

-No, no, no nos importan las burlas o el desconocimiento, nosotros venimos a hacer, a construir en la práctica nuestro discurso de vida, además nosotros sembrando en la ciudad aprendimos que sembrar no es fácil, tiene mil obstáculos y mil opositores, que por la norma, que por lo estético y los mil peros, pero nosotros dejamos la semilla en la tierra y dejamos la semilla de la inquietud en los humanos.

Pero sé a qué quiere llegar, frente al tema económico y no se equivoca, hemos realizado unos cálculos a “vuelo de pájaro” y evidentemente sale más económico sembrar de manera limpia que con los agroquímicos involucrados en el sistema agrícola tradicional. Es decir si los campesinos diversificaran su cultivo, disminuirían las mal llamadas “plagas” pues tendrían un control biológico natural (claro teniendo un manejo adecuado de las especies sembradas), tendrían mayor diversidad, mayor oferta y podríamos solucionar necesidades básicas propias, como el alimento y la medicina.

Pero para eso necesitaríamos un mercado, el más cercano es Bogotá, de tal forma que Usme y en general su zona rural podría abastecer de alimento a la ciudad, o de gran parte de alimento cultivable aquí, abaratando costos por producción y transporte, sin tantos terceros, teniendo una relación directa entre las renovadas y vitales plazas de mercado y el campo.

-Ahhh pero eso suena de maravilla, me pregunto por qué no ha sido así, por qué no se ve el Tunjuelo para la oferta agrícola.

-Pues porque a nuestros gobernantes nunca les ha interesado hacer lo práctico y eficaz lo beneficioso para la vida, prefieren robarse la plata, la tierra, empobrecer a la gente y destruir el medio ambiente, tal es la historia del río Tunjuelo que empezó siendo un río limpio que por más de 50 años proveía  a Bogotá de agua para el consumo y hoy es su cloaca, en él, mandaron uno de los basureros más grandes de América y lo llamaron “relleno sanitario”,  y aquí justo donde estamos contemplando nuestras imponentes montañas quieren meter más de 10.000 casas de interés social, destruyendo montañas, ríos, quebradas, flora y fauna y sin duda,  gran parte de la historia de este territorio.

-Bueno entiendo su preocupación, pero la vivienda es un derecho fundamental y el Estado está en la obligación de garantizarlo, tendríamos entonces un choque de intereses ¿no crees?

-Por supuesto, pero si analizamos los derechos más a profundidad vemos que no solo basta con normativizarlos, hace falta darlos con calidad no solo con cobertura, pues sí no es con calidad se infringiría el derecho a la dignidad. Es decir en Colombia hay salud pero la gente se muere en los hospitales, pues prevalece el dinero a la garantía del derecho por parte de los operadores privados, también hay educación pero en pésimas condiciones, las universidades públicas se caen a pedacitos, lo mismo pasa con la vivienda, viviendas diminutas para familias enteras en hacinamiento y pésimas condiciones, a la vez que construir casas con estos materiales, eso  atenta contra el mismo ambiente, lo vemos en el Tunjuelo su historia es la de minería de gravillas, arcillas y arenas.

Por tanto,  la vivienda sí que es un derecho fundamental, pero el Estado debe garantizarlo en lugares donde no destruya la vida rural, ni nuestras fuentes hídricas, ni tampoco nuestra vida cultural tal como pretenden aquí en Usme.

-es cierto, pero finalmente el Estado es el Estado y con este gobierno peor, creo que lo que proponen es una Utopía, un irrealizable y un sueño de ustedes pocos, que vienen aquí cada 8 o 15 días a mover la tierra.
-Tiene Razón,  movemos la tierra, pero al mover la tierra movemos las fibras profundas del territorio, si movemos el territorio movemos la cultura y por ende movemos a la gente, sigue siendo una utopía pero realizable en su sentido verdadero, pues soñar y arriesgarnos es un derecho que no nos garantizan pero que tampoco nos pueden arrebatar tan fácil.

Nosotros queremos que en el Tunjuelo, es más en Bogotá, se cree una reserva ancestral y campesina, que garantice la soberanía alimentaria de la ciudad, por medio de métodos limpios, desde la agroecología, protegiendo nuestros ríos y quebradas, sacando de sus riveras a las fábricas contaminantes, deteniendo la minería pequeña y sacando a las multinacionales, Holcim y Cemex, cerrando definitivamente el basurero de Doña Juana, reacomodándonos del hacinamiento en los barrios para que se vengan al campo a trabajar la tierra, sin que exista conflicto por ella, con respeto y solidaridad y entendiendo que la tierra es de quien la trabaja, la cuida y la respeta.

-Me llama la atención lo ancestral podrían hacer turismo donde se encuentra el hallazgo Muisca, llegarían turistas, la gente se interesaría por lo nuestro

-Si es cierto y generaría empleo, pero más allá de eso, recuperar lo ancestral es algo que le corresponde a cada habitante de estas tierras pues es un conocimiento, que nos dirá qué somos y qué cultura valiosa descansa en nuestros genes, es conocimiento y un pueblo con conocimiento, que recuerda y defiende su pasado no comete los mismos errores, y puede auto determinarse como pueblo.

-Bueno, entiendo y estoy dispuesto a brindar un granito de arena, no sé cómo, pero lo intentaremos.

-Bueno no tenemos la fórmula para resolver esta situación tan compleja, pero de seguro que más cabezas piensan mejor, entre más gente se sume  por lo menos mirar al sur, otro puede ser nuestro futuro, entenderíamos entonces que una norma dada por un gobierno ilegitimo y mafioso no tiene la misma relevancia y legitimidad que tiene ser nuestro propio gobierno y determinar nuestro propio rumbo, sabiendo que comemos, cuidando nuestras aguas y nuestros bosques, haciendo nuestras propias viviendas sin pelar la montaña, así podemos hacerlo sin tanto pensarlo, pero si mucho haciendo.
Bajemos pues de esta montaña, tengo más historias que contarles.